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Las fuentes de energía

Las fuentes de energía

Las fuentes de energía

Para continuar con esta serie de entradas dedicadas a conocer mejor todos los entresijos del sector eléctrico, hoy nos centraremos en las fuentes de generación, esto es, de los métodos de obtención y aprovechamiento de la energía eléctrica. A priori puede parecer un tema de sobra sabido, pero además de enumerar y describir las fuentes de energía ya conocidas por todos, hemos querido destacar también el comportamiento que tienen en el Mercado Diario con el fin de complementar el post anterior, dedicado al funcionamiento de los mercados eléctricos.

 

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Las fuentes de energía tradicionales son las que se basan en los recursos fósiles; es decir, el carbón, el petróleo o el gas natural. La principal ventaja de este tipo de energía es que su nivel de generación se puede regular para ajustarse a la demanda en el Mercado Diario. Sin embargo, generan gases contaminantes y de efecto invernadero, además de que sus costes son elevados. A pesar de eso, la producción nuclear, por ejemplo, se considera una potencia base en el Mercado porque tiene poca capacidad para variar su nivel de producción en el tiempo, de modo que permite cubrir la demanda aun cuando no hay ninguna otra fuente de energía ofertando sus precios.

Las fuentes de energía renovables utilizan fuentes inagotables de energía, tales como el agua, el sol o el viento.

La energía hidráulica es una de las más empleadas y además es regulable, por lo que favorece el acoplamiento entre demanda y producción. La participación de las centrales hidroeléctricas de embalse está condicionada por la meteorología así como por su capacidad de almacenamiento del agua, de modo que si, por ejemplo, gracias a las lluvias sus embalses están al límite de su capacidad y necesitan evacuar agua, la central realizará ofertas a precio muy bajo para asegurarse entrar en la casación. Si por el contrario, su nivel de reservas es muy bajo, realizará ofertas a precio muy alto para gastar la poca agua que le quede.

En el caso de las energías eólica y fotovoltaica, aunque no son contaminantes y permiten disminuir el gasto en importación de combustibles de otros países, lo cierto es que aún suponen costes altos y no son regulables puesto que dependen de recursos naturales muy variables. Por ejemplo, el viento y el sol son elementos que no se puede almacenar (aunque ya existen algunas centrales termosolares con sistemas de almacenamiento de calor), de modo que los parques eólicos y las plantas fotovoltaicas basan sus ofertas en la previsión meteorológica para el día siguiente y, al contrario que las centrales hidroeléctricas, se ofertarán a precio cero para asegurar la casación si está previsto que se generen varios megavatios porque desconocen cuándo se va podría volver a producir esa situación.

En las centrales de biomasa se aprovecha la materia orgánica e industrial formada en algún proceso biológico o mecánico, generalmente sacada de los restos y residuos de las sustancias que constituyen los seres vivos. Este tipo de procedimiento para la obtención de energía permite la regulación de su producción y las emisiones que se producen se compensan con la absorción de CO2 que se ha producido al originarse la biomasa.

Por último, aunque están aún en un estado muy incipiente, la energía mareomotriz y geotérmica, aprovechan las mareas así como el calor interno de la Tierra para obtener energía.

Además de estos dos grandes grupos de fuentes de energía más conocidos, también existen otras que generan energía a partir del aprovechamiento de otros procesos. Es el caso, por ejemplo, de la cogeneración, que emplea el calor residual de algunas industrias para producir electricidad, o del tratamiento de residuos.

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